sábado, 27 de noviembre de 2010

La única respuesta que tengo al análisis de Eduardo Inda sobre el clásico del lunes 29.


No se extrañe del ataque diario a su Madrid.


No se extrañe de que al Madrid de Mou, el de Cristiano, el de Florentino y de los suyos -el de los suyos- se le recrimine diariamente su actitud de desprecio.



Sus declaraciones chulescas. Sus mal pretendidos “errores” en pos de los resultados, a los cuales sacrifican la intención de la ley. respetando solo la letra.
Su obsesión por los títulos y por ver las victorias propias como derrotas de los demás.
Su obcecación por talonarios, recaudaciones, ventas y beneficios.
Su repetición incesante de tener el “el mejor entrenador del mundo y el mejor jugador del mundo”.

No se extrañe: es el Madrid que más tiene y que más quiere. El Madrid que usted y los suyos trajeron, y es el Madrid que nos quieren vender.


Pero el Real Madrid que es “el mejor equipo del mundo”, el que utilizan de boquilla, el que es la muda comparsa que no se atreven a describir, el que utilizan como argumento y eslógan para vendernos el suyo, es otro.


Es el del espíritu de equipo, el que trabaja día a día, el del apoyo mutuo, solidario, constante, el que se deja la piel y gana el alma en el campo, el gimnasio en el entrenamiento..

El que respeta a sus rivales, a sus aficionados, en la victoria y en la derrota y que con ello y muchas cosas más da ejemplo de entrega, de coraje, de deportividad. De honor.

Ese Real Madrid, no tiene al “mejor jugador del mundo”, pero tiene muchas caras.

Tiene la cara de Casillas. La cara de Xabi. La cara de Pedro León. La cara de Benzemá, Carvalho, De María. Marcelo, Ozil, Albiol, Adán. Y más, más caras, y muchos, muchos más nombres. Tantos nombres tiene, que tomados uno a uno, no son tan importantes. Pero cuentan todos.

Los que están en el banquillo atentos. Los veteranos lesionados que se recuperan con ganas, los jóvenes que esperan pacientes aunque ansiosos su turno.

Cuenta toda esa gente que se nombra tan poco, pero que también son Real Madrid: decenas de expertos, cientos de ayudantes, miles de quienes ellos dependen.

Cuentan todos, todos. Todos los que comparten y que alimentan, con lo que pueden, con lo que saben y con lo que hacen ese espiritu en común.

Ese espíritu de superación, de entrega, de caballerosidad en el que muchos han nacido, al que otros han llegado y a otros más ha inspirado a crecer como personas.


Ese Real Madrid es el que, este lunes, no hace falta que se juegue nada.

Porque por tener, tiene todo lo que le hace falta. Porque no quiere tener más, sino ser.

Ser mejor. Siempre mejor. Ser mejor hasta de lo que cree que es. Ser mejor de lo que cree llegar a poder ser.


Ése es el Real Madrid.


Ése es el que los que apoya con tanto gusto desprecian. El que no tiene, ni conoce, sofismas, trampas, o bravuconerías.

El Real Madrid que lleva una camiseta blanca como su conciencia, que no se ha vendido ni se venderá por resultados, por marcas, por títulos o por talonarios, porque no hay quien pueda pagar lo suficiente.

Ése es el Real Madrid que no tiene dos estrellas, sino toda una galaxia.

Ése es el mejor equipo del mundo.

Ése, que no es el Madrid que usted y los suyos quieren, sino al que todos quieren.

Hasta el rival que les espera el lunes.

El que dirige un hombre que, sin ser de una misma camiseta, con la suya que es distinta, es del Real Madrid en todo lo que es importante.

En el esfuerzo, en el trabajo, en el respeto, en la generosidad, en el proyecto, en el no querer tener más, sino ser mejor.


En el espíritu.


Los niños y los locos dicen siempre la verdad, dice el refrán. Pero es que los niños, no sabiendo de trucos, de justificaciones y del vender como verdades las viejas mentiras, no se fijan en todas esas cosas que a usted y a los suyos tanto les importan.

Sino en las que realmente importan.

Si a un niño le pones delante a un tipo malhumorado, agresivo, altanero, superior y interesado y luego a otro sonriente, paciente, educado, humilde y generoso; o viceversa… o por decirlo de otro modo y con sus nombres…

…si a un niño le pones delante a Mourinho, y luego a Casillas, o viceversa … y le preguntas:

...¿Quién es el bueno y quién es el malo?…

…o lo que, sin serlo exactamente, es en el fondo, lo mismo:

...si le pones delante a Guardiola y a luego a Mourinho…o viceversa …

…¿quién es el bueno y quién es el malo?

¿Cuál es la respuesta de ese niño?

¿Es que puede haber alguna duda?

¿Dónde está la mano que empuja la decisión de ese niño, escondida en esa pregunta?

¿Dónde está, que no la veo?

La única mano que puedo ver es la de la mala conciencia del que quiso tener más en lugar de querer ser mejor.

¿Quién escogió al malo? ¿Y quién escogió al bueno?

¿Quién escogió al Madrid de Mourinho, de CR7, el de Florentino y los que él paga?

¿Quién escogió al Real Madrid, el de todos los aficionados de verdad?


Si no tiene el valor de contestar la verdad, haga el favor de callarse.

Tenga, al menos, un respetuoso silencio.


Que sale al campo el Real Madrid.

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